Todos
queremos lo que no podemos tener. Es más, la mayoría de las veces deseamos lo
que queremos o bien porque está fuera de nuestro alcance o bien porque se trata de algo prohibido. Para justificar
la compra, nos convencemos a nosotros
mismos de que aquello que queremos con tanta vehemencia es también lo que
necesitamos. El problema es que las compras compulsivas a menudo pueden conducir
a un costoso caso de arrepentimiento del comprador.
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