Todos deseamos tener cosas hermosas: belleza interior, belleza física, una vida hermosa, una hermosa familia, y así sucesivamente. Pero esto no puede lograrse si nos aislamos y nos limitamos a sólo vernos a nosotros mismos. Debemos establecer las mejores relaciones con otras personas e interactuar con nuestra comunidad y sociedad con un corazón abierto. Debemos ser amables con la naturaleza. Es sólo mediante este proceso que podemos realmente crecer y cultivar nuestra propia belleza
Una persona que puede alabar, apreciar y respetar con todo su corazón a los que la rodean es más hermosa que otra que constantemente está criticando a los demás. De igual modo, una persona que puede encontrar alegría y júbilo por sí misma, en su cotidianidad, o hasta en la naturaleza y en el cambio de las estaciones, tiene la calidez y el brillo que puede proporcionar un sentido de paz y bienestar a los demás. Una gran capacidad para descubrir la belleza hace bella a una persona.
La llama de un corazón puro, la llama de la compasión, la llama de la esperanza, la llama del coraje. Estas llamas son las fuentes de luz que le permiten a la mujer irradiar belleza.
Se dice que “lo más hermoso de una mujer brilla con la edad.” Encuentro tanta sabiduría en estas palabras. La gente, por lo general, relaciona la belleza con la juventud. No logra establecer la conexión entre las palabras “mujer bella” con “mujer mayor”. Una mujer joven, en su adolescencia, es en verdad hermosa, pero hay una clase diferente de belleza que se encuentra en las mujeres que tienen alrededor de 30, 50 y hasta 70 años de edad. Cuando buscamos la belleza de una persona nos percatamos de que ésta es verdaderamente hermosa cuando su belleza interior sigue siendo profunda y sigue siendo cultivada a lo largo del tiempo.
Sólo digo una cosa: " Estoy loca pero te lo digo sinceramente, las mejores personas lo estamos".
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